lunes, 3 de julio de 2017

ABUELAS MIS PENATES NOCTURNOS


Pequeño altar de miradas antiguas
que mi mirada cruzan.
Sangre que de otra sangre brota
y a otra sangre fluye.

Vida que explota en nueva vida.
Inmortalidad genética
que desemboca en la eternidad.

Pequeño altar de miradas antiguas
ante mi noche absorta e insomne.
Sois mis penates los que habláis
desde vuestra cercana lejanía.

Y hay en vuestras figuras y miradas
lloros, risas, gritos y sonrisas.
Voces que gimen o sangre que grita.

Paralelas que convergen en el infinito.
Tiempo. Tiempo. Tiempo...
que a veces se para como un reloj roto
o camina con vertiginosa velocidad.

Pequeño altar de miradas antiguas
Nidos que se quedaron vacíos
con alguna leve pluma adherida,
testimonio de pájaros que volaron.

Fotos, fotos, fotos... que de día callan
y por la noche hablan y susurran
las que fueron sus historias.
Mi misma sangre que habla y susurra.

Pequeño altar de miradas antiguas
Imágenes de aquellas madres del siglo XX.
Madres que fuisteis de hijos perdidos.
Madres sufridoras en guerras asesinas.

Os veo de día cual mudos testimonios color sepia.
Pero cuando me habláis en la noche
vuestras vidas, madres del S.XX,
fueron pena y dolor y muerte.

No parecía que os acechara tal suerte.
Abuelas mías, erais muchachas hermosas
antes de la infausta fecha de la guerra.

Como en las fotos de aquel de entonces, os veo
sentadas sonrientes en un sillón.
o asomando tras una cortina con la cabeza ladeada.

Os esperaba, cruel trampa, un mal destino
una guerra de espanto, una ciudad bombardeada.
Os tocó ver morir a hijos pequeños
por inanición en la ciudad sitiada.
Os tocó recibir hijos muertos en el frente.

Cual penates protectores de la familia
en vuestro altar de miradas antiguas
vuestra sangre habla a mi sangre.
Pasaporte para la eternidad.

Todo cambia fluyendo
y vuestras palabras forjan una cadena
que, ininterrumpida, desde vuestro lugar
vuelan en el tiempo y lo trascienden.

Altar de miradas antiguas.
Diálogo entre los que estuvieron,
los que están...y los que estarán algún día.
Todo tiene sentido. Todo es un ciclo.

Es la vida que fluye.
Es la vida que es memoria.
Es la vida que no acaba.

Ese es mi diálogo nocturno
de hoy a las tres de la madrugada.
Abrazo a mis abuelas penates
al amanecer.


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