Los días y las horas
flotan
a la deriva entre hojas
marchitas
mientras las noches
blancas.
se confunden con el día.
La ventana empañada
ofrece
al ojo alucinado algo que
parece
un paisaje en la pared
pintado
de hojas sin movimiento
y nubes que el viento
quieto ni mueve ni mece.
Va callando poco a poco
el silencio sonoro del
bosque.
Habla solo un silencio
sibilino de muerte.
Y hasta el eje terrestre
poco a poco ha ido
cambiando
mientras el Planeta se
estremece
cae una lágrima de Dios
viendo que su Creación
perece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario