Te
fuiste envuelto en tu niebla.
Te
fundiste en ella
porque
la amabas.
Y en
ella con persistencia
quisiste
entrar,
albergar
entre sus brazos.
Acogerte
a su olvido
en
despedida
a la
luz diurna.
Quién
sabe
que
encanto
que
misterio
que
gozo
que
misericordia
que
materno abrazo
es la
niebla
en la
que persistente
te
adentraste.
Alicia
Redel
El
Diccionario Íntimo de Alicia
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