La cosa
no tiene nombre.
La cosa
no está en el Diccionario.
Los
conceptos circulan persistentes
sin
encontrar su lugar
aunque
siguen en la cabeza.
La cosa
está llorosa.
Llorosa
en la búsqueda de su nombre.
Vuela
como una mariposa
acercándose
a la claridad.
Muchas
cosas quedan anónimas
buscando
sus nombres desaparecidos
y
quejándose de su orfandad
en el
grueso Diccionario.
La cosa
sin nombre
llora y
se va gritando
su
enorme desesperación.
Porque
tuvo un nombre,
si que
lo tuvo sin duda
pero
desapareció.
Quizá
desapareció de la memoria
dando
vueltas por dentro de la cabeza.
Porque
las cosas ahí están
y
siguen llamándose igual.
Ojalá
llegue una luz
a la
cabeza atolondrada
y la
cosa pueda su nombre recuperar.
Y
reaparecerá en la memoria
y de
nuevo en el Diccionario estará.
Alicia
Redel
El
Diccionario Íntimo de Alicia
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