Oh Alepo.
De ti nada queda sino
piedras grises.
Ruina total. Polvo sobre
polvo
y lágrimas de barro
negro.
Oh, Alepo,
una vez ciudad hermosa,
hoy reino de ratas.
Ciudad de vidas robadas.
Ciudad ensangrentada
cuya sangre seca
embadurna las casas
derribadas.
Polvo que llora polvo
pena petrificada.
Los pocos niños que
juegan
en las desoladas calles
destinados están a morir.
Oh, Alepo
una vez ciudad hermosa,
hoy reino de las ratas.
Ni los pájaros
sobrevivieron
a los jinetes del
apocalipsis
que te arrasaron sin
piedad.
Ciudad asesinada, oh
Alepo,
que Dios observa
en asombrado silencio.
Polvo que se lleva el
viento
viento que huele a muerte
y putrefación.
Nada queda de Alepo.
Solo dolor y desolación.
Alicia
Redel
“El
Diccionario Íntimo de Alicia”
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