BUSCANDO A JESÚS A TRAVÉS DEL TIEMPO
-ARRASTRABA TRAS
DE SÍ MULTITUDES.
-PARA EL PODER
ERA SOLO UN AGITADOR DE MASAS.
-SUS PALABRAS
RESULTABAN INSOPORTABLES A MUCHOS
Yo no sabía
donde me dirigía. Ni tampoco porqué. Había iniciado uno de esos
raros viajes del espíritu en los que uno por dentro se siente como
vacío. Muy vacío.
Era como un
viaje a ninguna parte en algún rincón del tiempo escondido dentro
de la propia mente.
Era un caminar
y caminar sin tiempo en un lugar polvoriento y de tierra seca y
árida. Alguna que otra cabra raquítica aquí y allá se veía de
vez en cuando. Pequeños pueblos en los que se encontraban gente
modesta y laboriosa. Cada uno estaba atento a su propio menester.
Entre ellos hablaban gesticulando y discutían del más y del menos
en modo animado.
Resultaba
difícil comprender la lengua que hablaban. Agudizando los propios
sentidos y viajando atrás con la mente en el tiempo del espíritu en
el que no existen pasado,presente y futuro,uno podía captar que el
tema de la conversación era un personaje controvertido.
Debo decir que
es un proceso curioso el de entrar en la onda de las lenguas de otro
tiempo. Porque son cosas lejanas y cercanas que convergen. Algo
parecido a los buscadores de Internet con la diferencia de que se
prescinde del ordenador.
Es una forma
de navegar solo con el
pensamiento.
El
personaje al que busco se llama Jesús.
Las
pocas personas que he encontrado tienen opiniones contrastantes.
Su
personalidad no deja indiferente a nadie,esa es su principal
característica.
Había
quién decía que esa su fuerte personalidad le permitía ser amigo de
todos y que no le importaba nada de las habladurías de la gente. En
el sentido de que solía frecuentar todos los ambientes del pueblo
llano incluidas las tabernas con gente no precisamente del todo
sobria y le daba igual que no todos tuvieran muy buena fama o fueran
ignorantes.
Era
también muy criticado por la relación de igual a igual que mantenía
con las mujeres a las que abrazaba con cariño y como olvidando la
costumbre de su pueblo de considerarlas impuras.
Él
hablaba con todas, igual que hacía con los hombres, e incluso
permitía de ser ungido con perfume por alguna de ellas sin
considerar ésto nada escandaloso. Éstas cosas a algunos les
parecían bien pero a otros no.
Porque
las mujeres,ya se sabe,decían,son seres a los que en ningún modo
hay que ni siquiera rozar ya qué habían recibido el castigo de
tener el menstruo, lo que las hace no solo inferiores a los hombres
sino además impuras.
A
Él ésto le daba igual y ya fueran judías o samaritanas gozaban de
su benevolencia y conversación.
La
gente del pueblo le esperaba para escuchar su palabra. A veces
arrastraba tras de sí verdaderas multitudes.
Esa
era otra. Puesto que las multitudes eran generalmente ignorantes, él
era considerado por muchos un agitador de masas.
Porque
ya se sabe,la gente culta habla solo a gente culta. Y Él era
diferente. Un hombre culto que prefería a la gente pobre e
ignorante. Que le daba igual que las mujeres fueran puras o impuras.
Y lo que es peor. Que dijera que Dios consideraba a todos los hombres
y mujeres iguales e incluso que tuviera una preferencia hacia los
pobres.
Éstas
afirmaciones resultaban insoportables a muchos.
No
se entendía a donde quería ir a parar. Éstos pensaban que quería
volver al revés la sociedad. Destruir la religión. Insultar al
clero. A la clase dirigente en general.
A
algunos sacerdotes de la Sinagoga les había dicho que incluso los
publicanos y las prostitutas les llevaban la delantera en el camino
del Reino de Dios, en especial les había llamado sepulcros
blanqueados llenos de gusanos e hipócritas. A los ricos les había
destinado el peor de los lugares infernales si persistían en su
egoísmo. Más fácil sería que un camello pasara por el ojo de una
aguja que ellos llegaran al reino de los cielos.
Y
no digamos la que se organizó un día en el Templo con los
comerciantes. Bueno,decían algunos, a esos los echó literalmente a
patadas del lugar sagrado. Tremendo. Las personas que presenciaron
los hechos se quedaron de piedra porque Él era persona tan dulce y
nunca le habían visto encolerizado.
Algunos
de los más críticos afirmaban que era una especie de hereje y
blasfemo puesto que quería cambiar la Religión enmendando la plana
a los antiguos profetas y diciendo continuamente “donde dice
ésto,yo os digo ésto otro”.
Había
tenido incluso la osadía de impedir la muy merecida lapidación de
una mujer adúltera a la que unos buenos padres de familia iban a
proceder siguiendo la costumbre y con toda la razón del
mundo,faltaría más. Pues bien,tuvo la desfachatez de decir que
tirara la primera piedra quién estuviere libre de toda culpa.
Y,claro,aquellos pobres hombres se quedaron tan desconcertados
que,oiga usted,no se atrevieron a tirar ni una sola piedra y se
fueron. A la mujer le dijo “vete y no peques más”
Todo
un puro escándalo.
Si
sigue diciendo esas cosas, las mujeres se desmadrarán. La sociedad
se vendrá abajo. Y no digamos la historia esa de Dios que es justo y
misericordioso. Si es justo no puede ser misericordioso. Es
incompatible. O la otra historia del perdón. Nada de ojo por ojo y
diente por diente. Nada de eso. Hay que poner la otra mejilla. Pura
locura.
¿Y
que me dice usted de esa muchedumbre de ignorantes y zarapastrosos
que le siguen a todas partes? Dicen que cura enfermedades y que
expulsa demonios e incluso hay quién afirma que puede resucitar a
los muertos.
Quiere
muchísimo a los niños y ha asegurado que aquél que les escandalice
es mejor que se tire de cabeza al mar. Los niños le adoran,siempre
corren detrás de él y él juega con ellos.
También
en otra ocasión dijo mostrando una moneda con la cara de César que
había que dar a Dios lo que es de Dios y a César lo que es de
César. Le puedo asegurar que ésta es una de las cosas más
desconcertantes que ha dicho y que muchos seguimos pensando en su
significado porque aquí consideramos que no tiene nada que ver
César con Dios. Quizá con el tiempo podamos entender que quiso
decir con eso.
No
creemos mucho en eso que va diciendo sobre la igualdad y sobre el
amor. Aquí pensamos que solo el temor es útil a los hombres. El día
en que todos se crean iguales,apaga y vámonos. Ese joven predicador
va a tener muchos problemas y sus seguidores también.
Esas
cosas decían algunos de los que lo criticaban.
Pero
las multitudes corrían tras Él alabándole.
Yo
sigo dando vueltas de un lado para otro en éste viaje mio sin
tiempo.
Sigo
sin saber a dónde voy ni por qué no logro encontrar a esa persona
tan absolutamente fascinante.
Reconozco
mi curiosidad por un personaje tan controvertido.
He
dado vueltas y vueltas y siempre he oído a todos hablar de Él.
Pero
nada. No he conseguido encontrarle. Y sí que me gustaría. Y si que
lo he intentado.
Pero
estoy segura de que tarde o temprano podré verle y acercarme a Él.
Un
día lo encontraré. Estoy segura.
Sigo
y sigo.
Sigo
a ciegas entre éstos pedregales.
En
medio del polvo en éste maldito desierto.
Pero
no pierdo la esperanza .
Al
fin y al cabo en el desierto además del polvo, por la noche brillan
las estrellas.
CAPÍTULO II
JESÚS EN LA TIERRA DE CAÍN
-SU MAYOR DOLOR
FUE LA SOLEDAD Y EL ABANDONO
-LA SUYA ERA UNA
MUERTE INEVITABLE Y ANUNCIADA
-PERO DICEN QUE
HA RESUCITADO
Debo decir,
para quién le pueda interesar, que he continuado la infructuosa
búsqueda de aquél personaje llamado Jesús del que todos aquí y
allá hablan navegando en
ese lugar sin espacio ni tiempo escondido en lo más profundo de la
mente.
Las
noticias de las pocas personas que he podido encontrar son
alarmantes.
Aquél
personaje que yo busco ha muerto.
Le
han pasado cosas en absoluto espantosas.
Para
empezar ,me han dicho que un discípulo suyo lo había vendido por
treinta monedas a los enemigos que le buscaban aunque Él en realidad
consideraba que no existían los enemigos ya que llamaba hermanos a
todos los seres humanos. Es más,predicaba que cualquier tipo de
ofensa había que perdonarla. Pero a Él nada le fue perdonado.
Le
habían condenado a muerte acusándole de blasfemo. Habían preferido
liberar,ya que el pueblo podía conceder la gracia a un condenado, a
un delincuente llamado Barrabás.
Bien
se podía decir en éste caso que nadie es profeta en su tierra ya
que antes de éstos acontecimientos terribles muchos de sus
seguidores lo consideraban un profeta e incluso el anunciado Mesías.
Cesar,-dad
a Dios lo que es de Dios y a Cesar lo que es de Cesar- por boca de su
gobernador en Palestina Poncio Pilato, se desentendió de él.
Le
consideró inocente según la lex romana ya que no la había
infringido en ningún modo. Pero tuvo miedo de los posibles
desordenes. No quería problemas políticos con respecto a sus
gobernados judíos a los que no pudo aplacar ni siquiera azotándole.
Le
preguntó que era la Verdad pero no obtuvo respuesta. Pilato no supo
interpretar el silencio. El condenado ni protestó ni se defendió.
Pilato
se lavó las manos diciendo que la sangre de aquél hombre, al cual
consideraba inocente,no caería sobre su cabeza sino sobre la de
quienes le condenaban.
Pensó
de sí mismo que era un cobarde pero se autojustificó en la
convicción de que un político siempre lleva dentro de sí una dosis
grande o pequeña de cinismo y cobardía y que por lo tanto no era ni
mejor ni peor que los demás.
También
sus seguidores y discípulos, que habían cenado con él la noche
anterior, le habían dejado solo e incluso habían afirmado que ni le
conocían.
Su
soledad había sido absoluta y total.
Todos
le habían abandonado.
Tuvo
que soportar que una extraña coalición de
jueces, sacerdotes, políticos, seguidores y amigos se encontraran de
acuerdo todos en abandonarlo a su terrible destino.
Los
que Él había elegido como futuros cristianos y fundadores de su
Iglesia no solo no hicieron nada sino que además los unos se
escondieron y otros huyeron.
Cerca
de la cruz quedó su madre , Juan, y aquellas mujeres que solían
seguir a Jesús.
Murió
con gran dolor.
Pero
su mayor dolor fue el abandono. Fue la soledad.
Ni
latigazos, ni insultos, ni clavos en su carne, supusieron un dolor tan
grande como el estar solo, completamente solo.
Así
me refirieron aquellos que encontré en éste polvoriento desierto
situado fuera del tiempo en el que yo me encuentro .
Era
previsible que todo acabara así.
Era
una muerte anunciada e inevitable.
Había
dicho que todos los hombres, ricos o pobres, eran iguales.
Predicó
la igualdad y la justicia donde no existía ni igualdad ni justicia.
Predicó
el amor donde predominaba el odio.
Nació, vivió
y murió en la Tierra de Caín. El odio era el factor dominante.
Predicó
el perdón y la misericordia en la tierra del ojo por ojo y diente
por diente.
Lo
del perdón le fue fatal.
Le
fue fatal porque muy pocos son los hombres que saben, pueden o
quieren perdonar.
Y
si perdonan, la mayoría dice que perdona pero no olvida.
La
idea del perdón ni la aceptaron, ni la aceptan, ni la aceptarán.
Por
eso hay odio, venganza, guerra.
El
género humano por lo general ni ama ni perdona a quién quiere
cambiar mucho las cosas.
Todavía
hoy el perdón es un concepto casi abstracto para la mayoría de la
gente, igual que ayer, igual que en la noche de los tiempos. Por eso
Caín mató a Abel.
Por
eso creo que la muerte de Jesús fue inevitable.
Hoy
lo volverían a matar por los mismos motivos.
En
éste largo camino he intentado en todos los modos de encontrarle sin
conseguirlo.
Dicen
algunos caminantes que ha resucitado. Otros no lo creen.
Pero
está el hecho concreto del sepulcro vacío no obstante la guardia
romana.
Dicen
que primero se apareció a María Magdalena.
Dicen
que ha encontrado a sus discípulos.
Dicen
de las lágrimas de Pedro por haber renegado de Él.
Dicen
que Tomás, no creyendo nada ,tuvo que meter los dedos en su herida
del costado para convencerse.
Esto
me da alguna esperanza.
Porque
si muchos le encontraron yo también podré.
Aunque
es fácil perderse en el desierto polvoriento.
Quién
sabe.
Yo
sigo.
CAPÍTULO III
EL MAL LADRÓN
-ME
MUERO CONSUMIDO POR EL DOLOR Y LA RABIA.
-MALDITOS
SEAN LOS JUDÍOS Y LOS ROMANOS.
-PERO
ÉL,SI MUERE POR AMOR , MUERE TAMBIÉN POR MI.
Soy
el Mal Ladrón.
Mi
historia sin historia ha hecho Historia. Y la única historia que me
acompañará para siempre irá ligada a éste maldito adjetivo. Es
verdad que soy un ladrón como tantos otros. Pero las circunstancias
han querido que sufra la Crucifixión Romana junto a ese
hombre,Jesús,al que llaman rey de los judíos.
Yo
ya sé,por lo que he oído hablar de Él,que ese hombre no ha hecho
nada malo,su condena ha sido injusta e injustificable. Le odiaban los
poderosos,lo temían,lo consideraban un rebelde,un inconformista,uno
que arrastraba multitudes tras de sí porque decía que todos los
hombres eran iguales.
El
poder de los judíos eso no lo podía soportar. Había que matarlo
como fuera. Quitárselo de en medio.
Tampoco
el poder romano podía soportar desórdenes. Ni podía ponerse en
contra de los mandamases de la provincia administrada. Por eso se
había lavado las manos ese hipócrita de Poncio Pilato. Sabía de
condenar un inocente.
Pero
ahora está solo,las multitudes le han dejado solo,sus discípulos
han renegado de Él y le han dejado solo. Solo uno de ellos ha
quedado junto a su Madre al lado de la cruz intentando calmar su
llorar desconsolado.
Me
desconcierta su resignación. Es verdad que invoca a su Padre que
dice de haberle abandonado. Pero si es verdad que es Dios como
dice,¿porqué no hace nada?¿porqué no se pone a salvo Él y porqué
no nos salva a nosotros?
No
lo comprendo. Además ni me resigno ni perdono a esa gentuza que está
ahí abajo riéndose de nosotros.
Él
ha dicho que los perdona porque no saben lo que hacen.
Yo
no los pienso perdonar y además les maldigo.
Me
muero consumido por el dolor y la rabia.
Me
muero con los dientes apretados y deseando que les fulmine un rayo a
todos.
Mi
compañero, el otro ladrón, le ha pedido de llevarle con Él al
Paraíso. Y Él le ha respondido que si, que se irá con Él al
Paraíso.
Quizá
sea verdad lo que ellos dicen. Quizá exista realmente un Paraíso.
Dicen
que ese hombre llamado Jesús habla siempre de Amor, de amar incluso a
los enemigos. A mi eso me desconcierta. Pero a lo mejor es verdad.
Y
si eso que dice es verdad, y debe de serlo porque sino no sé explicar
su resignación, quiere decir que también a mi me ama aunque pase a
la Historia como el Mal Ladrón.
Eso
quiere decir, si ÉL es Dios, y comienzo a creer que lo es de
verdad, que cuando pasen los siglos después de ésta Crucifixión
Romana,que maldito sea el Imperio Romano, nos representarán
eternamente con ésta imagen que nos ve a los tres juntos.
Me
han dicho también que Él muere para salvarnos a todos.
Dicen
que muere por Amor a nosotros.
Pues
seguro que me ama a mi también.
Está
muriendo también por mi.
Aunque
pase a la Historia,maldita sea la Historia,como el Mal Ladrón.
CAPÍTULO IV
ENCUENTRO EN EL DESIERTO
-EL HOMBRE
DE LAS MANOS AGUJEREADAS ESTABA EN EL DESIERTO Y ME MIRABA.
-ME TENDIÓ
SU MANO.
Le vi a lo
lejos. Su silueta se recortaba en uno de esos horizontes encendidos
que iluminan el atardecer del desierto.
Estaba solo,
sentado, perdido en sus pensamientos.
Me detuve a
contemplar la delgada figura escondiéndome tras una roca.
Es difícil
esconderse en el desierto.
Pero allí
me paré porque sentía un profundo cansancio. Aunque mi desierto es
intemporal, mi sensación de estar perdida, sola y desorientada es
real.
Diría que
éste mi caminar sin saber bien a dónde voy dura siglos y que el
desierto no es algo que está fuera de mi sino en mi interior.
Lo mío es
caminar por éste desierto con el desierto dentro, como si el
desierto y yo fuéramos la misma cosa.
En el
desierto hay espejismos.
Yo he sido
víctima de éstos espejismos en mil modos diferentes. Siempre he
corrido tras esas ilusiones con el convencimiento de tocar con mis
propias manos una realidad capaz de dar sentido a mi vida.
Pero por
maravillosa que fuera la apariencia no encontraba tras mis dedos otra
cosa que no fuera piedras o arena.
Pero no
había perdido nunca la esperanza de encontrar alguna vez a aquél
personaje del que todos hablaban con opiniones contrastantes llamado
Jesús de Nazaret.
Y digo que
no había perdido la esperanza porque me habían contado que después
de la salvaje ejecución perpetrada por los romanos había vuelto del
Reino de la Muerte. Si. Había resucitado.
No. No es
una alucinación mía provocada por el desierto. Digo bien. No
desvarío. Dicen que verdaderamente ha resucitado.
Dicen
también que ha visitado a sus seguidores creando enorme desconcierto
a Poncio Pilato. Es lógico. Nunca estuvo éste convencido de obrar
con justicia habiéndole aplicado la pena de muerte. Dentro de sí
sabía que condenaba a un inocente. Incluso pensaba de haber
ajusticiado a una persona de naturaleza divina. Era consciente del
hecho de que pasaría a la Historia como un estúpido, injusto y
blando indeciso.
Había
mandado colocar soldados romanos a la puerta del sepulcro. Pero nada.
El galileo había desaparecido y los judíos estaban indignados con
él y se mofaban de la incompetencia del Imperio.
Y allí
estaba yo contemplando al hombre solo. ¿Sería él? ¿Sería yo
capaz de hablarle y formularle preguntas? ¿Porqué mi instinto me
decía que si,que aquél hombre era a quién yo buscaba? ¿Y porqué
sentía yo aquella sensación de miedo y de angustia que me había
convertido en una roca más del desierto?
Sobre todo
quería preguntarle si él sabía porque yo me había convertido en
el desierto mismo por dentro y por fuera.
Piedra y
arena.
Los humanos
difícilmente logramos evadir los espejismos, esas trampas que nos
tiende el desierto. Caemos mil, millones de veces, en las mismas
estúpidas trampas, hasta que nos engulle el mismo desierto y somos
piedra y arena.
Arena y
piedra.
Unas veces
somos engullidos por nuestra insaciable ambición de Dinero, otras
por nuestro enorme afán de Poder sobre los demás, o bien por
nuestra hambre desmedida de Saber lo último de lo último y mucho
más que cualquier otro.
Siempre
tenemos la presunción de ser capaces de soslayar los espejismos del
Dinero, el Poder y el Saber. Pero no es así.
El Dinero,
el Poder y el Saber pueden más que nosotros, nos arrastran, nos
derriban y nos hacen morder el polvo una y otra vez.
Nos parece
de ser capaces de dominarles pero siempre son ellos quienes nos
dominan.
El Dinero es
efímero como las arenas del desierto.
El Poder es
como un águila que nos aferra con sus garras y nos lleva a lo mas
alto, nos ilusiona superar en altura a las nubes, pero cuando estamos
allá arriba, nos suelta de golpe, y cuanto más altos estamos, más
fuerte es la caída.
Culebras,
polvo y arena.
Así nos
deja el Poder cuando caemos.
La insidia
más grande está en el Saber. Porque el Saber humano es un
maravilloso tesoro, el problema es cuando nos creemos sus únicos
propietarios. Cuando lo usamos en propio beneficio, cuando nos sirve
para acrecentar nuestro Dinero y nuestro Poder. Cuando ese Saber nos
convierte en manipuladores y tiranos.
La Sabiduría
es siempre humilde. Los hombres casi siempre soberbios.
No sé
porque pienso todo ésto aquí en medio al desierto.
Quizá será
porque las respuestas que espero del Hombre del desierto sean esas.
Pero el Hombre sigue ahí sentado envuelto en una luz que no sé si
es su propia luz o la luz del atardecer.
Pero tengo
miedo. Muchísimo miedo y angustia. Me gustaría preguntarle también
porque los seres humanos tenemos siempre éste miedo.
El
miedo,ahora que me he convertido en parte del desierto, es lo único
que me hace humano.
Diría más.
El miedo lo compartimos los seres humanos con todos los seres
vivientes.
Los otros
seres vivientes tienen miedo de ser devorados por nosotros. Nosotros
los humanos tenemos miedo de devorarnos entre nosotros mismos.
Tenemos
también miedo a estar solos en éste enorme Universo. Aunque estemos
en medio a otro seres humanos,en realidad estamos solos con nuestra
propia conciencia.
Cada uno de
nosotros es único y está solo.
Culebras,
piedra y arena. Eso es el hombre en su miedo y su soledad.
El Hombre
volvió la cabeza.
Sentí su
mirada en mi.
En su mirada
había toda la luz del Universo.
No fui capaz
de articular palabra. Mis preguntas es como si hubieran sido
absorbidas por su mirada. El silencio era total.
Me tendió
su mano agujereada.
Aferró con
fuerza mi mano indecisa.
No dijo
nada.
No dije
nada.
No era un
espejismo.
Era real.
Empezamos a
caminar por el desierto.
Me conducía
de la mano.
Recuerdo que
en mi niñez ese era el modo en que me conducía mi madre y que
entonces yo no sentía miedo ni soledad.
No siento
más miedo.
No siento
más soledad.
Ya no soy
piedra.
Ya no soy
arena.
No sé
porque él me conduce.
Me
impresiona su mano fuerte y agujereada.
Me pregunto
porqué me conduce de la mano.
Al fin y al
cabo no lo merezco.
IMAGEN: Cristo Crucificado Salvador Dalí.
TEXTO: La Pasión. Inmersión. de Alicia Redel