Pequeño
altar de miradas antiguas
que mi
mirada cruzan.
Sangre
que de otra sangre brota
y a
otra sangre fluye.
Vida
que explota en nueva vida.
Inmortalidad
genética
que
desemboca en la eternidad.
Pequeño
altar de miradas antiguas
ante mi
noche absorta e insomne.
Sois
mis penates los que habláis
desde
vuestra cercana lejanía.
Y hay
en vuestras figuras y miradas
lloros,
risas, gritos y sonrisas.
Voces
que gimen o sangre que grita.
Paralelas
que convergen en el infinito.
Tiempo.
Tiempo. Tiempo...
que a
veces se para como un reloj roto
o
camina con vertiginosa velocidad.
Pequeño
altar de miradas antiguas
Nidos
que se quedaron vacíos
con
alguna leve pluma adherida,
testimonio
de pájaros que volaron.
Fotos,
fotos, fotos... que de día callan
y por
la noche hablan y susurran
las que
fueron sus historias.
Mi
misma sangre que habla y susurra.
Pequeño
altar de miradas antiguas
Imágenes
de aquellas madres del siglo XX.
Madres
que fuisteis de hijos perdidos.
Madres
sufridoras en guerras asesinas.
Os veo
de día cual mudos testimonios color sepia.
Pero
cuando me habláis en la noche
vuestras
vidas, madres del S.XX,
fueron
pena y dolor y muerte.
No
parecía que os acechara tal suerte.
Abuelas
mías, erais muchachas hermosas
antes
de la infausta fecha de la guerra.
Como en
las fotos de aquel de entonces, os veo
sentadas
sonrientes en un sillón.
o
asomando tras una cortina con la cabeza ladeada.
Os
esperaba, cruel trampa, un mal destino
una
guerra de espanto, una ciudad bombardeada.
Os tocó
ver morir a hijos pequeños
por
inanición en la ciudad sitiada.
Os tocó
recibir hijos muertos en el frente.
Cual
penates protectores de la familia
en
vuestro altar de miradas antiguas
vuestra
sangre habla a mi sangre.
Pasaporte
para la eternidad.
Todo
cambia fluyendo
y
vuestras palabras forjan una cadena
que,
ininterrumpida, desde vuestro lugar
vuelan
en el tiempo y lo trascienden.
Altar
de miradas antiguas.
Diálogo
entre los que estuvieron,
los que
están...y los que estarán algún día.
Todo
tiene sentido. Todo es un ciclo.
Es la
vida que fluye.
Es la
vida que es memoria.
Es la
vida que no acaba.
Ese es
mi diálogo nocturno
de hoy
a las tres de la madrugada.
Abrazo
a mis abuelas penates
al
amanecer.