Y
cuando en el camino
escarpado
y pedregoso
en la
negrura te pierdes
transido
por la angustia nocturna...
Aparece
en el claro del bosque
la casa
silenciosa y callada,
refugio
último del caminante
tras
una tempestad acabada...
Y
dentro de ella nada se escucha
reinando
calma absoluta,
bendita
calma al fin encontrada
para un
ánima cansada...
Tras la
puerta cerrada
se
sienten en la casa dormida
susurros
como de mariposa alada
o
libélula irisada que a su modo hablan...
Y
cuentan historias remotas
lágrimas
y penas, palabras no escuchadas
dramas
no resueltos que se llevaron
mis
fantasmas de familia.
Abrazos
que faltaron, besos no dados
hechos
tristes que se borraron de la memoria
y
fueron al olvido y la niebla borró
de
nuestra vida pasada.
Esos
fantasmas, mariposas y libélulas
dentro
de la casa callada no descansarán
si las
lágrimas, penas, besos sin dar
y
palabras sin escuchar...no tienen vuelta atrás.
Dicen y
reclaman que recobren vida
los
besos, abrazos, sonrisas
y
palabras amorosas muertas de pena
en esa
casa callada por toda la eternidad.
Y como
una película a gran velocidad
vuelve
atrás y recompone las escenas
he aquí
que en el bosque silencioso
reina
de nuevo la paz al final.
Y
“estando mi casa sosegada”
ya es
posible descansar
abrazando
las libélulas y mariposas
de mi
clan familiar.
Alicia
Redel
El
Diccionario Íntimo de Alicia
“A
oscuras, y segura
por
la secreta escala disfrazada,
¡oh
dichosa ventura!
A
oscuras, y en celada,
estando
ya mi casa sosegada.”
San
Juan de la Cruz
CANCIONES
DEL ALMA