Amigos yo os recuerdo...
En mi
quedó vuestra imagen grabada.
Si.
Recuerdo. Para siempre quedó.
Recuerdo
nuestras voces y canciones.
Recuerdo
en modo nítido la luz de nuestros ojos.
Recuerdo
nuestras risas
y las
bromas, y las caminatas.
Los
luminosos días en la playa.
Recuerdo
también nuestras palabras.
Si. Lo
recuerdo bien.
Veo
todo en mi espejo roto
donde
está escrita la vida
en
pequeños trozos.
Así
atravesamos juntos
el
hermoso laberinto de la juventud,
unas
veces entre alborozadas carcajadas
otras
con inexplicables saladas lágrimas.
Nos
hacíamos confidencias al oído
acerca
nuestros amores, amoríos y desamores
de los
largos veranos estudiantiles.
Éramos
jóvenes, fuertes, confiados.
El
futuro nos esperaba
como el
sol de la mañana en la playa.
Sonrío
ahora ante mi atardecer.
A la
mañana sigue la tarde
y tras
la tarde la luna amorosa
seguro
nos abrazará.
La
niebla del olvido
ha
arrebatado nuestros nombres.
Nuestros
nombres se perdieron en el laberinto.
Pero
nuestra imagen sigue ahí
viviendo
su eterna primavera.